Introducción
Para ****.
Ahora que lo veo, ésta es la primera vez que te escribo una carta. Tal vez te pueda resultar sorprendente, pero créeme que lo es incluso para mí ahora mismo. Y es que, la verdad, no escribo algo en un papel de carta desde la primaria. Me atrevería a decir que es la primera vez en diez años que escribo una carta.
A veces me pregunto cuánto tiempo ha pasado realmente desde aquel día que conocí a Akiha y Haruka hasta hoy, y la respuesta es la siguiente: siento que ha pasado un mes, a veces creo que un año, y otras veces siento que han pasado diez años.
Por alguna razón, el yo de entonces creía firmemente que los días que dieron comienzo a aquella época jamás llegarían a su fin. Acabé pensando, inocentemente, que el tiempo que pasaba contigo seguiría igual para siempre. Pero por eso estoy seguro que perdí de vista muchas otras cosas a mi alrededor.
Por ejemplo, la estrella que brillaba tenuemente en el cielo sobre la entrada del instituto, o aquella mano derecha con la que cargaba mi maleta, o incluso aquella mentira hecha por el bien de una persona. La parábola dibujada en medio de un círculo, el humo que salía del incinerador y aquel silbido que se repetía perpetuamente una y otra vez. Todas esas cosas que sólo podía tocar y experimentar entonces.
Todas esas cosas que, tristemente, a día de hoy ya he perdido.
Es por eso que, ahora mismo, quisiera recordar cada una de esas pequeñas cosas una última vez, junto a ti.